sábado, 5 de agosto de 2017

Leyenda del Volcán Misti

El Misti es un volcán situado al sur del Perú, ubicado cerca de la ciudad de Arequipa. Está localizado a los pies del valle del Chili a 2,335 metros sobre el nivel del mar, convirtiéndose de esta manera en uno de los mayores símbolos de esta ciudad.

El volcán Misti con sus 5,825 m.s.n.m., constituye un elemento fundamental y determinante de la belleza paisajística de Arequipa, convirtiéndose así en un gran recurso turístico.

Misti significa “criollo u hombre de raza blanca” en quechua. Quizás adoptó este nombre porque la ciudad de Arequipa fue y es una ciudad colonial llamada “la ciudad blanca” por su sillar blanco, pero también porque allí habitaron los primeros y más importantes colonistas españoles, incluido Fray Martín de Murúa, el fraile mercenario. Si revisamos los censos del siglo diecisiete y dieciocho, el 90% de la población era de “raza blanca”; el valle que en un principio era 100% indígena se hispanizó rápidamente durante la colonia.

Seguro los viajeros de antaño decían vamos a Arequipa, vamos a visitar a los mistis, aquel valle que tiene un volcán sin nombre, imponente y blanco como los mistis,


LA LEYENDA

Según la leyenda en aquellos tiempos remotos, vivía en las tierras de Arequipa un apuesto y rudo agricultor de tez blanca que tenía un carácter y una fuerza indomables, pero que amaba cultivar las fértiles tierras de los valles arequipeños.

Al morir su padre tuvo problemas con sus tíos sobre la posición y conducción de innumerables hectáreas de tierras, por eso sus tíos de manera equivocada y llenos de ambición planearon su muerte, pero antes mandaron  a cavar un hoyo muy grande y profundo al lado del rio Chili. Cuando ya estuvo todo listo,  reunieron a más de 100 agricultores coludidos y con ayuda de cadenas lo lograron reducir. Lo amarraron y lo llevaron cerca al hoyo. Fue entonces que esos instantes que el rudo agricultor impotente lanzo gritos desesperados que en las montañas hacía retumbar su eco y hacía caer piedras por doquier, hasta que se produjo un terremoto que abrió la tierra y se tragó al rudo agricultor  y a casi una docena de agricultores que estaban cerca de él.

Desde la profundidad de la tierra se escuchaban sus improperios y amenazas:
-¡Mis tierras, no serán de nadie!, -Sólo mías, sólo mías. 
-Mis tíos jamás vivirán tranquilos, juro que me las pagaran!

De poco rato comenzó a erigirse una pequeña montaña que poco a poco iba creciendo hasta llegar a los 3,487 m de altura. Era el agricultor que lleno de furia y gracias a su fuerza sobre natural pugnaba por salir, pero no pudo hacerlo. El resto de agricultores corrió como pudo por salvar sus vidas, pero no lograron su cometido, ya que murieron enterrados por miles de toneladas de tierra, piedra y arena.

Los habitantes que se quedaron en la ciudad y que habían escuchado el estruendoso ruido que hizo el levantamiento de este nuevo apu, sólo se arrodillaron  y comenzaron a orar y pedir a Dios que la nueva montaña calme su ira. Tanto fue su súplica que hubo una fuerte tempestad con truenos y relámpagos que aplacaron su ira, y al pasar la tormenta vieron con asombro como el nuevo apu estaba cubierto con un poncho blanco de nieve.



Se dice que desde ese entonces el apu al cual lo llamaron Misti, por haber pronunciado desde sus entrañas sus peculiares primeras palabras: “Mis Tierras…”, y “Mis Tíos…”, cuida desde lo más alto y celosamente la ciudad y campiña arequipeña, habiéndose  creado un misticismo muy grande con la población arequipeña y haber influenciado fuertemente en el carácter de ellos, tal es así, que cuando hay que ser amable, hay que serlo, y cuando hay que pelear por algo justo, hay que hacerlo hasta conseguirlo.

Autor: Rusvel Benavente. 2017. Chiclayo-Perú



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