sábado, 5 de agosto de 2017

Leyenda del Indio Dormido



Los mitos sobre las montañas que "custodian" la ciudad de Arequipa corren de boca en boca.

El Pichu Pichu es uno de los tres volcanes que custodian la ciudad de Arequipa, está ubicado a 32 kilómetros al este de la Ciudad Blanca y su forma caprichosa permite que pobladores y turistas observen al "Indio dormido".

El volcán Pichu Pichu está formado por siete cumbres y la más alta es el Coronado que tiene una altitud de 5 mil 650 metros sobre el nivel del mar y su zona más accesible llega a los  5 mil 515 metros sobre el nivel del mar.

Las cumbres de este volcán llegan a formar caprichosamente la figura de una persona de perfil que está echada de espaldas y puede ser observada desde diversos puntos de la ciudad, figura que forma parte de una leyenda que los arequipeños conocen como el “Indio dormido”.

El escritor Pablo Nicoli Segura en sus escritos cuenta que el mito de amor del "Indio dormido" se inició en un pasado remoto, y es una de las leyendas más conocidas. Cuenta de amor, entrega, angustia y, al final, desolación. Ablanda. Guarda un final de ojos vidriosos y mejillas mojadas incluso para los más descreídos.

LA LEYENDA

En el comienzo de los tiempos, un volcán más tarde bautizado como Pichu Pichu se enamoró perdidamente de su vecina que, enfrente, a su mirada, irradiaba una belleza nunca vista: Chachani. Enérgicos, los dioses reprobaron el romance y se interpusieron de la manera más cruel entre los amantes. Levantaron un pétreo soldado entre ellos, el Misti. Y nunca más se vieron.

Furia sólo guardó la reacción de Pichu Pichu. Ira de lo más cruda, con maldiciones y blasfemias para aquellos que lo sumergieron en la hiel de la soledad. Los dioses que cuidan el día y custodian la noche no dudaron. Tampoco la Pachamama. Las nubes trajeron una catarata y la tierra se abrió. Pichu Pichu, cegado por el amor y preso del miedo, cayó de espalda sobre la cumbre más alta y, nada más, se durmió hasta el último de los días. Ahora, cuando encandila la claridad, incluso a la distancia, puede verse la silueta perfecta del Indio Dormido, con las manos sobre el pecho, a la espera de que alguna vez su gran amor lo despierte con una caricia de algodón.






2 comentarios:

  1. muchas gracias por esta informacion en otras paginas me la han dado muy mala la informacion.

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